Y en su estómago seguía ardiendo esa agradable sensación, esa sensación que hacia que se le pusieran los pelos de punta y solo tuviera ganas de sonreír, de mandar a la mierda al mundo y dejarse llevar por lo que le deparaba el futuro, por lo que el siempre había querido hacer.
Aún no sabia lo que era el amor, ahora lo estaba descubriendo...
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